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Memoria y verdad, piezas importantes en el cierre simbólico de la barbarie

Memoria y verdad, piezas importantes en el cierre simbólico de la barbarie
Karen Daniela Ferrín

Creado por: Lola Ferrin

“Las sociedades que han vivido conflictos violentos y masivas violaciones de los Derechos Humanos tienen el reto de ajustar cuentas con ese pasado para poder proyectarse hacia el futuro”.

Con estas palabras el padre Mauricio García, S.J., director del Doctorado de Estudios para la Paz de la Javeriana Cali y la Universidad del Valle, dio inicio al conversatorio Memoria y Verdad con Diana Britto, exdirectora de Conocimiento de la Comisión de la Verdad; la investigadora María Emma Wills, y Sol Yañez, profesora de la Universidad José Simeón Cañas de El Salvador. El espacio académico se dio en el marco del VIII Encuentro Cátedra Internacional Ignacio Martín Baró.

De acuerdo con el padre García, en este contexto entran los procesos de memoria y verdad como parte del camino que las sociedades deben asumir para reconocer y nombrar “la barbarie que han vivido”, como las violaciones a los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario, con el objetivo de buscar niveles de justicia y reparación, sanar las heridas que ha causado el conflicto, reconstruir el tejido social y dar lugar a unas condiciones de convivencia.

“Los procesos de memoria y esclarecimiento de la verdad han circulado por prácticas de la sociedad civil y organizaciones comunitarias y de víctimas. A su vez, han logrado una institucionalidad relevante en las últimas décadas, debido a los procesos de Justicia Transicional que hemos vivido en el país. Tenemos ahí el trabajo del Centro Nacional de Memoria Histórica en el que María Emma estuvo participando de manera muy activa; la Jurisdicción Especial para la Paz y la Comisión del Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la no Repetición, donde Diana estuvo al frente del área de Gestión de Conocimiento, esta última con el informe publicado en el presente año, y que le antecede el trabajo del ‘Basta ya’, producido por la Comisión Nacional de Memoria Histórica”, señaló el padre García.

Asimismo, recordó que, pese a que los procesos de construcción de memoria y esclarecimiento de la verdad no han resaltado por ser una versión terminada y absoluta del pasado, se han presentado tensiones que dan lugar a “revisionismos y negacionismos” sin interpretaciones interesadas y voces discordantes sobre lo sucedido en medio del conflicto armado.

“Hay un continuo debate por la pluralidad de las memorias y de las verdades de su legitimidad, de la atribución de las subjetividades en las memorias y su cualificación o complemento con metodologías propias de las ciencias sociales. Creo que la memoria y la verdad no son el punto de llegada, son piezas importantes en el cierre simbólico de la barbarie para plantear formas de relacionamiento diferentes entre los ciudadanos, para sentar las bases para un nuevo tipo de convivencia y hacer posible algún nivel de reconciliación y sanación de una sociedad quebrada por la violencia”, manifestó.

Y agregó: “Es un campo de debate importante para los procesos que estamos viviendo en Colombia y estamos lejos de haber alcanzado un consenso sobre estos temas, pues hay dilemas y tensiones entre la verdad y la memoria entre estas y la justicia y la reconciliación. Acercarnos al sentido y aporte del informe final de la Comisión de la verdad representa un esfuerzo para comprender lo que está en juego con la memoria y la verdad en la construcción de una paz sostenida y duradera”.

Por su parte, Diana Britto resaltó los esfuerzos valiosos para la reconstrucción de la historia en la recolección de memorias, pero advirtió que “la memoria todavía no es la verdad. La verdad se construye con muchos elementos, entre ellos la memoria, pero hay una diferencia fundamental, porque la memoria en sí misma tiene un valor en tanto que es algo que atañe todo a lo subjetivo. La verdad tiene que, a partir de esa recolección de memorias, hacer una investigación rigurosa, comprobable, validada y verificada”.

En ese sentido, la experta señaló que el informe de la Comisión de la Verdad no está toda la verdad porque era un proceso inabarcable de 60 años de conflicto armado. “Lo que pusimos allí es verdad, pero hay mucha otra verdad que todavía debe ser esclarecida”.

A su vez, María Emma Wills advirtió que el gran aporte de la Comisión de la Verdad ha sido el de reconocer que “la sociedad que somos produjo el conflicto armado que hemos tenido. Es decir, que los actores armados no son actores que no tienen raíces en las estructuras de poder existentes, sino que, por el contrario, reflejan esas estructuras de poder”.

La investigadora explicó también que el Centro de Memoria Histórica se propuso hacer esclarecimiento de lo sucedido a través de los testimonios que tienen un sentido de reparación simbólica y de escucha de las víctimas con el fin de validar sus narraciones, de acompañarlas, de demostrar que esos testimonios conciernen a todo el país. “Tiene un carácter pedagógico y de reparación simbólica. El testimonio es una fuente de esclarecimiento, brindó hipótesis de por qué había pasado lo que había pasado, tiene una gran capacidad de brindarle a la sociedad saberes sobre por qué pasó lo que pasó”.

Entre tanto, Sol Yañez, explicó que la escucha activa y el diálogo son la base para romper la polarización, “para construir un país donde se pueda vivir, un país donde quepamos todos y todas, donde las ideas sean eso, ideas y se puedan defender”.

La académica añadió que la violencia es un lenguaje  de poder y de imposición que se debe reconstruir para romper la polarización y seguir acercándonos unos a otros. “Lo que nos falta es que, pese a las visiones distintas del mundo, aunque tengamos ideas distintas, necesitamos un techo mínimo donde haya salud, donde haya respeto, educación y convivencia”.

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